Liliana Montserrat Espinosa ZamudioLicenciatura en Comercio InternacionalUniversidad Pública de NavarraPamplona, EspañaSeptiembre 2015 – Febrero 2016
Mi experiencia
Pasadas
ya unas cuantas semanas, recordando esas horas interminables de avión, esos nervios que no me dejaban dormir, de salir
de mi zona de confort, un mundo nuevo que solo en mi imaginación existía, por
fin había llegado el momento que con tanto esfuerzo y dedicación había logrado.
Es difícil escribir tantas emociones, tantas experiencias en una sola palabra.
Llegar a la ciudad como
turista, sin conocer a nadie, tener que buscar donde vas a vivir, tantas veces
me perdí y en esos momentos esa impotencia de no saber cómo llegar, ahora son
solo buenos recuerdos. Esa ciudad donde todo es tan tranquilo, tan seguro y que
tengan horarios muy distintos, el domingo todo está cerrado. El poder salir de
noche y regresarte a la hora que quisieras sola sin que nada te pase, no tiene
precio. Adaptarme al clima fue la parte más difícil para mí, porque Pamplona
está en el norte de España y hace mucho aire, llueve, a veces todo el día es
gris y hace frio.
El primer día de clases,
perdida en los salones sin ningún amigo, sin entender las clases, muchas veces
me preguntaba qué hago aquí; porque
aunque el idioma es español tienen muchas palabras distintas y hablan muy
rápido. Es tan diferente ver que tú tienes que presentarte con el maestro y
decir que vienes de intercambio, porque si no lo haces ellos ni en cuenta. Las
clases son diferentes desde como enseñan los maestros, la puntualidad, si
tienes duda tienes que ir a asesorías aparte, hasta la forma de evaluar.
Vivir con personas
completamente desconocidas de diferentes nacionalidades, no tienes opción y tienes
que confiar, pero al final acabaron siendo mi familia durante el intercambio.
Tuve la oportunidad de
viajar y conocer muchos países, esa vulnerabilidad de
estar otra vez en un país que no conoces, obligarnos a volver a la base de
todo, como si fuéramos niños, sin entender ni un cartel, ni un menú, ni una
sola frase de lo que nos rodea. A dejarnos a nosotros mismos elegir cómo lo
queremos hacer esta vez, ahora que ya sabemos que existe una forma, pero que
hay otras más por conocer. Tantos
momentos mágicos, horizontes nuevos es
tan difícil describir y son cosas que jamás se olvidan.
Es por
eso que vivir en otro país te cambia para siempre. Nunca serás el mismo y nunca
verás las cosas de la misma manera. Así que ahora, los invito a que se atrevan,
a que rompan paradigmas y vivan le experiencia que conlleva realizar un
intercambio. Dejemos a un lado el miedo que nos deja inmóviles haciéndonos
creer que ya no hay vuelta atrás, porque sí que la hay y es en todas las
direcciones. Salgamos de esa
zona de confort, de esa seguridad absurda que nos abraza desde
que somos adultos, es de lo que hay que huir como si fuera
fuego.
“Traveling
is not just seeing the new; it is also leaving behind. Not just opening doors;
also closing them behind you, never to return. But the place you have left
forever is always there for you to see whenever you shut your eyes.” Jan Myrdal