Viajamos
para cambiar, no de lugar, sino de ideas.
Corea
del Sur es un país situado al norte de Asia que limita al norte con la
República Democrática Popular de Corea, al este con el mar de Japón, al sur el
estrecho de Corea y al oeste con el mar amarillo. Cerró el 2014 con una
población de 50 424 000 habitantes; considerando su superficie el país tiene
una densidad de población muy alta, de 503 habitantes por kilómetro cuadrado.[1] Su capital es Seúl, su
idioma es el coreano y, según las estadísticas del 2005, la mayoría de su
población practica el budismo, seguido del protestantismo y después el
catolicismo.[2]
En
realidad sabía muy poco acerca del país cuando decidí solicitar mi intercambio
a Corea del Sur, afortunadamente no me arrepiento en lo absoluto; considero que
ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.
Debo
decir que la espera fue larga, mi carta de aceptación llegó a principios de
diciembre del 2014 y yo pensé que ya no llegaría.
La
visa, certificados médicos, pasaporte y demás documentos consumieron por
completo mis últimos dos meses antes de partir, y el día llegó. La noche del 25
de Febrero del 2015 salí de mi casa con una maleta de 25 kilogramos, la cual
era incapaz de cargar por mí misma; una mochila escolar que sería mi compañera
de viaje por varios países y de la cual tendría que despedirme al culminar mi
semestre; y, lo más importante, un montón de sueños por cumplir.
Viajé
durante toda la noche con rumbo al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México para tomar mi vuelo a las 6:00 am del 26 de Febrero con destino a San
Francisco, California ya que México no cuenta con vuelos directos a Corea del
Sur ni viceversa. Posteriormente abordé mi segundo y último vuelo, el cual duró
once horas; no estaba segura de que mis piernas reaccionaran después de tanto
tiempo. Por la diferencia de horario (15 horas) llegué a las 5 pm a Corea el
Viernes 27 de Febrero y personal de Dankook University ya esperaba por nosotros
en el aeropuerto. Nos transportaron a lo que sería nuestro hogar durante cinco
meses (dormitorios dentro del campus) y caí rendida inmediatamente.
Al
lunes siguiente comenzaron las clases, la escuela organizó una plática
informativa donde nos dieron a conocer puntos importantes sobre nuestra
estancia en DKU. Debo decir que siempre nos trataron muy amablemente y
procuraron nuestro bienestar.
La
vida en el campus brindaba un ambiente muy ameno, las clases eran de 9 de la
mañana a 5 de la tarde, lo cual permitía
tener la tarde libre para realizar otro tipo de actividades como
deportes, asistir a algún taller cultural o simplemente salir a convivir con
amigos.
Alrededor
de la escuela había muchos restaurantes, cafés y bares en los que era normal
encontrar a alumnos y maestros de Dankook; era seguro a cualquier hora, los
niveles de delincuencia en Corea son muy bajos y las personas son muy respetuosas.
El
tiempo pasó muy rápido, conocí personas que se volvieron mi familia durante mi
estancia; amigos que espero conservar por mucho tiempo y, a muchos de ellos,
volver a verlos en un futuro. Definitivamente hay un antes y un después de
Corea, y es que no creo que sea el simple hecho de haber vivido en el
extranjero, sino todo lo que ofrece ese bello país; una cultura de respeto,
trabajo y esfuerzo. Fue un conjunto de lugares, personas y experiencias las que
hoy me hacen añorar regresar y sé que lo haré, pues siempre se regresa al lugar
donde se amó la vida. Me es imposible recordar en el transcurso de mi día algún
momento vivido y, en seguida, soltar una sonrisa al aire. Al final, creo que
fue Corea quien me eligió a mí y doy gracias por ello.
Kathia
Vanessa García González
[1] (2015).
Crece la población en Corea del Sur en 204.000 personas. 24 de Octubre del
2015, de Expansión Sitio web: http://www.datosmacro.com/demografia/poblacion/corea-del-sur
[2] (2015).
Culto y Religión. 24 de Octubre 2015, de KOREA.net Sitio web:
http://spanish.korea.net/AboutKorea/Korean-Life/Religion